LAS LUNAS DE MARTE
En una de las lunas del planeta Marte, “Deimos”, habitaban unos seres casi humanos, ellos poseían un gran corazón, eran bondadosos, alegres, nobles como seres de luz, todo lo contrario que la segunda luna de Marte, en “Fobos” solo existía la maldad.
Los habitantes de Deimos, cada amanecer, observaban el cielo, esperando algo, una señal que les permitiera devolver a sus hermanos al camino de luz, no comprendían como se habían instaurado las sombras de la oscuridad en Fobos, y querían ayudarles.
Cerca de ahí, en un planeta azul llamado Tierra, en una región lejana y fría, en Alaska había una cabaña hecha de troncos, allá en lo más alto de la montaña desde la cual se podía divisar un valle, se deslizaba un río que corría apresuradamente hacia el mar. Allí en la cabaña viva un padre leñador con su hijo de pequeño, el cuál por las noches, tenía sueños en los cuales vivía emocionantes aventuras, mientras viajaba por el espacio. y conquistaba planetas guiado por millones de estrellas.
Un día, los habitantes de Deimos, presienten al niño, creyéndole un ser especial y convencidos que quizá, era él, la señal que esperaban del cielo, y tras un conclave de los maestros de luz, salen en su busca, al cabo de unas horas una extraña nave viaja por el espacio, surca la atmósfera entrando en los cielos, lleva a bordo algunos habitantes de Deimos, su destino, la Tierra, el lugar Alaska.
Nada hizo sospechar a nuestro amigo, que su mirada rutinaria al universo antes de acostarse sería algo especial, siempre se tumbaba en el porche y contaba las estrellas. Buscaba las constelaciones, sobre todos sus preferidas, Casiopea, Sirio y Orión, enseguida vio la osa mayor y no muy lejos la osa menor, y su favorita la más brillante, Sirio, pero en su recorrido visual algo le llamó la atención...
— ¿Y eso?... ¡Que es esa lucecilla de colores?— ¿Una estrella? –no, no puede ser...quizá sea un cometa, parece que se está acercando — ¡Si, se estaba acercando! –Eso le asustó tanto, que corrió a meterse bajo su cama.
Paso un rato y no se escuchaba nada, más tranquilo salió de debajo de la cama y comenzó a reírse de sí mismo— ¡Que cobardíca que soy! jajá. –Vaya, a la primera luz extraña salgo corriendo— se dijo a sí mismo— No sé, como me van a dejar ser astronauta e ir al espacio.
Nuestro amigo decidió jugar con su perro olvidando el tema durante mucho rato. Dentro de la casa su padre había hecho la cena y el guiso tenía pinta de estar estupendo. El niño entro casi persiguiendo el aroma de la cena y dijo:
— ¡Que bien huele...estoy hambriento!
Durante la cena, su padre le comento, que después de cenar iría a la cantina a jugar un rato a las cartas con los amigos, no vendría tarde y al niño no le importo, no quedaba muy lejos de la casa, así que se entretendría con cualquier libro ,hasta que le venciera el sueño.
Un par de horas después, su padre ya se había ido y él se sintió nervioso, no sabía porqué... El lugar estaba en un raro silencio y tanta tranquilidad le tensaba... decidió sentarse a leer, pero no se podía centrar en la lectura... De repente, se escucho un ruido, un estruendo muy fuerte y salió fuera de la casa, lo que vio, le dejó estupefacto.
Con asombro entre los árboles descubrió un objeto extraño que brillaba... su nerviosismo quedo a un lado y se acerco al objeto en forma triangulo con muchas luces brillantes que colorean su entorno. Vio que una puerta se abría y de ella descendieron unos seres extraños, dejó su libro a los pies de un árbol y camino hacia allí, estaba solo, así que miraría un poco y regresaría enseguida.
Extrañamente no sentía miedo, ni siquiera pensó en ello cuando se topo de frente con esos seres, su perro “chocolate” salió aullando y se escondió entre unos matorrales de los que solo asomaba su nariz. Uno de estos seres , quizás el que mandaba en la nave, comenzó a emitir sonidos, que nuestro amigo no entendía al comienzo, pero que poco a poco se fue aclarando, y por medio de la telepatía le pedían ayuda y le rogaban “ven con nosotros” ayúdanos...
El niño les miró y quedo pensando, no tenía miedo, y decidido, les transmitió con el pensamiento — solo soy un niño, ¿Qué puedo hacer yo, para ayudaros?
Y ellos le respondieron —“Necesitamos un corazón noble y puro, que nos aporte la fuerza, para llevar la luz y la espiritualidad a nuestro planeta y transmitir sentimientos puros a nuestros hermanos de luz”.
Entonces el niño, pensó en su padre y en su perro que seguía temblando entre los arbustos y les dijo, no puedo marcharme, no puedo dejar a mi padre solo, moriría de pena y se asustaría mucho.
—No temas, le dijo un Deimo, en tu ausencia el tiempo se detendrá en la Tierra, nadie notara tu falta, volveremos y todo continuara igual que está ahora, por favor, ven con nosotros, te necesitamos.
E inexplicablemente sentía tanta paz e incluso sintió que debía ayudarles, no sabía exactamente en qué, pero no se vio en peligro, y accedió acompañarles, miro de disimuladamente a su perro, subió a la nave que se ilumino más potente que antes y en décimas de segundos salió de la atmósfera perdiéndose en el espacio.
— ¡Eh!....Es impresionante esto, ¡cascaras!, ¡nadie me creerá si les cuento esto! —Pensó.
La nave era algo increíble llena de pantallas y había unos 15 seres casi todos iguales, con la peculiaridad de que a cada uno que miraba, se le iluminaba el corazón. Todos sabemos que la inocencia de un niño, es lo más puro que existe, quizá por eso, recibían ese sentimiento cuando los ojos del niño se fijaba en cada uno de ellos y todos tenían una sonrisa para él.
Miro por la ventanilla y se dio cuenta que el universo era más hermoso de lo que él podía imaginar. La nave iba a aterrizar, habíamos llegado a Deimos, la luna de Marte mirando por la ventanilla, vio a muchos seres con una gran sonrisa y todos parecían esperarle.
Entonces uno de ellos con una gran capa brillante, se le acerco y con una señal le dijo—ven — El niño fue hacia él y este Deimo que era quien regia en la luna de Marte, le explico la situación y empezó a relatarle por y para que necesitaban su ayuda. Le contó que los habitantes de las lunas de Marte siempre fueron pueblos hermanos, pero que no sabían porque Fobos se habían distanciado de ellos, se había expandido el odio, las sombras del mal y la oscuridad, y siempre se estaban enfrentando entre ellos, eso a ellos les daba tristeza y querían devolverles la alegría y la libertad.
Los Deimos eran seres de luz, y tenían la fe de que según unos papiros antiguos que poseían, les detallaban que vendría un niño desde las estrellas para unir sus pueblos, y ellos creían que él, es ese niño,” el elegido”.
El niño miro al pueblo de Deimos y todos fueron brillando de tal forma que la luz de su corazón brillaba intensamente y así, la luz de la luna llego a ser impresionante, de repente, como por arte de magia, los seres oscuros de Fobos, la luna hermana, donde solo había maldad, uno a uno fueron acercándose y contagiándose de esa luz.
Nuestro amigo, sin saberlo estaba consiguiendo, lo que en milenios nadie había podido, de hecho cada uno que llegaba se llenaba de luz con el brillo de su corazón y comenzaba a sonreír. “El elegido” había logrado unir a todos los seres de luz, con la bondad y la nobleza de su corazón.
Desde ese día, las dos lunas de martes fueron una sola, en las cuales la oscuridad dio paso a la luz, los pueblos se unieron para siempre.
El niño, regreso a la tierra, con su perro, esperaría a su padre al regreso de su partida de cartas y aquella experiencia seria su gran secreto...Le unía un vinculo muy especial con el universo pues dejo mucha luz de su corazón, allá, en las lunas de Marte donde cada noche al mirar el universo, una estrella inmensa brillaría por siempre en su honor.
Autora Azalea Emy Vallés (c)Relato de mi libro "Sueños vestidos de Magia"
lIBRO DISPONIBLE EN AMAZÓN.
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