LA NOCHE DE LOS REYES MAGOS
Hoy desperté con un sentimiento de melancolía y una pizca de emoción y tristeza, recordaba muchas cosas de esta mañana tan especial cuando eres niño y ahora cuando sacas la niña que llevas dentro...
Anoche ya tenía mariposas en el estómago y recordaba las cabalgatas de Reyes con mi madre y mi hermana en la calle de la Paz, y luego con mis niños y mi sobrino la ilusión de ver los Reyes en sus carrozas, esas caritas no las olvidaré jamás...
De mi infancia, recuerdo una noche en que mi hermana y yo acordamos quedarnos a vigilar para ver pasar los Reyes al comedor y pillarlos "Infraganti" vamos, yo quería preguntarles por qué la mayoría de veces me traían cosas que no pedía y se les olvidaban las otras... eso sí, la mistela y los dulces se lo zampaban y no lo veía muy claro eso...
Recuerdo que aquella noche nos pusimos a vigilar a los pies de la cama las dos, y mi hermana tenía miedo porque mi madre nos dijo que si nos veían despiertas pasarían de largo y nos traerían carbón... Mi hermana se durmió al poco rato porque no aguantaba mucho despierta y me decía muchas veces que escuchaba los cascabeles de los camellos por la calle….
Yo me mantuve firme, estaba dispuesta a pillarlos y en un momento empecé a escuchar ruidos por la calle y en el pasillo... fue entonces cuando recordé la advertencia de mi madre y me metí corriendo en la cama, me tape cabeza y todo muy quietecita... para que no me vieran despierta...
Tendría unos seis años y mi hermana 3. Me dormí con los ojos muy apretados por si acaso venían a verme, la emoción era tanta que yo sentí como me quitaron la sabana... podría jurar que fue Baltasar porque no tenía barba cuando en beso en la cara...
A la mañana siguiente desperté con gritos a mi hermana ¡¡Ya han venido los Reyes!! Y corríamos por el pasillo hasta el comedor...
La puerta como siempre estaba cerrada, porque esa habitación era como una gran caja de sorpresas que solo usábamos en Navidad... Abrí la puerta y buahhhhhhh.....
La mesa del comedor nos pareció un castillo altísimo, repleto de juguetes, estaba llena de cosas...
Dos cocinitas, una más grande que otra, Dos camitas de muñecas, dos cunitas con dosel de color rosa, el muñeco Nenuco de Famosa y otra que se llamaba "Rabietas", cacharritos, cuentos, dulces, y dos carritos de bebe... todo en dos tamaños por cierto la cocinita tenía un depósito y salía agua por el grifo ... Toda una novedad.... era todo tan mágico que aún escucho a mi hermana gritando ...¡mira! mira!... y el muñeco que andaba solo con pilas.. Vaya tela que chulo...
Ayer me sorprendió mi hermana contándome que guardaba su Nenuco, la muñeca Nancy y algunas otras más (Yo como siempre me mato la curiosidad, el mismo día de reyes le cortaba el pelo e investigaba que había dentro de las muñecas para que hablaran o andarán, no he sido de muñecas, me gustaban más los juegos de habilidad, montaje y libros) Así que tengo pocas cosas de pequeña.
Mi madre hacía especial cada noche de Reyes, le gustaba salir esa noche a ver los tenderetes del Mercado central y era cuando compraba los dulces y alguna cosilla más. Supongo que como tantos padres, su infancia fue muy dura y se desquitaba de esa pena, haciendo con nosotras lo que le hubiera gustado tener a ella.
Y lo conseguía siempre. A veces, da mucha rabia crecer y perder esa ilusión que renace cuando tienes niños en casa...
Nosotras hemos seguido la magia de la noche de Reyes. Yo siempre intentaba que mis hijos vivieran esa misma ilusión... íbamos a la cabalgata, donde tiraban muchos caramelos y disfrutaban con mi sobrino. Y en casa, pues hubo unos años mejor que otros como todas las familias, pero siempre intente cumplir sus sueños y era muy especial.
Recuerdo con mucha nostalgia, las veces que mi hijo Christian había visto los camellos y los pajes reales en la plaza detrás de casa…. O Sergio vio muchas veces la capa de Melchor bajando la escalera… ¡Será por imaginación!... Cuanto daría por revivir esta noche con ellos…
En Navidad, escondía una botella vacía de cava y la noche de Reyes poníamos los zapatos en la ventana, con pan y leche para los camellos y en la mesa tres copas para los reyes y una botella de cava con turrón... Era un festín, el cual dejaba constancia del atracón de los Reyes Magos, dejando la botella vacía y la bandeja de turrón sin rastro. Mi hijo Christian siempre decía que si bebían una botella en cada casa….. Mosqueo… Y Sergio le decía que eran Magos y por eso podían con todo.
Yo me pasaba la noche decorando el salón con globos, y arreglando el lugar donde los Reyes debían de poner los juguetes para mis pequeños, Sergio y Christian...
Y era super emocionante cuando les despertaba y entraban en el salón y veían las cajas y abrían los paquetes con esa emoción tan difícil de expresar porque era tan emocionante que no encuentro las palabras.
En ellos intentaba revivir esos momentos de mi infancia. Luego se hicieron un poco más mayores y cuando nos quedamos los tres solos, fue muy difícil y a veces los reyes pasaban y alguna vez dejo una nota con algún juguete pendiente, que prometía mandarlo para el cumpleaños. Y nunca, se lo tomaron a mal, porque sabían que los Reyes tenían que repartir con otros niños como ellos, y a veces no podían cargar todo lo que se pedía, pero siempre intentaban que lo más deseado estuviera en sus regalos más queridos, y se cumplió cada año.
Creo que lo más importante es el recuerdo que queda en nuestro corazón de nuestra infancia, la de nuestros hijos y quizá algún día de nuestros nietos...
Hay que vivir el momento y no perder esa magia aunque seamos adultos... porque los recuerdos no se pueden abrazar, pero viven en nuestro corazón eternamente...
Nunca te quedes sin un sueño por cumplir, un beso por entregar y un deseo que te haga sentir especial. Porque la vida es muy corta y tienes que disfrutar que lo malo viene solo.
Sé feliz, es tu momento. Felices Reyes
Azalea Emy
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