CANCIÓN DE JUDAS
Cuantos Judas sentados en mi mesa
sonrisas llenas de envidia
mentiras por cumplir, sagrada letra
hipócritas sin alma
que por interés se acercan
para llenar la saca
y después echarnos piedras
Cuantas veces te vi de cara
sonrisa estúpida,
con el puñal a la espalda
No te das cuenta, que no es a mí
a quien tu maldad daña
si no, que truncas la esperanza
de la desfavorecida infancia
Harta estoy de sentarte en mi mesa
y escuchar tus palabras
presumiendo de valor
cuando tú no vales nada.
Cuantos reyes sin corona
vendedores de patrañas
vanidosos de ego y grandeza
sinvergüenzas sin morada
¡Qué asco me das fariseo!
qué pena me das garrapata
juras ayudar al prójimo
metiendo el dinero en tu casa
Nada te importan los niños
que están perdiendo su infancia
vendes su sangre y su vida
al mejor postor por nada
Cuando llegáis al poder
se os atrofia la membrana
del honor y el buen hacer
y con las manos manchadas
la mentira en la boca
y la deshonra en la cara
os abrazáis al poder
y llegáis a vender el alma
aunque otros se mueran de hambre
Y se rompa su cuerpo de sed
Nada es nuevo ya se sabe
que el cáliz de judas traidor
se hizo con las monedas de plata
que tan vilmente cobro
por vender a Jesucristo
que tres veces le negó
Vosotros, infames hipócritas
almas podridas de hiel
sois la prueba más certera
que la plata de aquellas monedas
aún está dando vueltas
en las manos del poder
Por eso… Sal de mi mesa
no te sientes a comer
porque la justicia acecha
y es hora de que los judas
salgan y echen a correr.
Autora Poeta Azalea Emy Vallés(c) Espiritu Indomable2020
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